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sábado, 13 de agosto de 2022

CARLINGA ABIERTA

Escribe: Omar Eduardo Alonso

 


Siempre se ha dicho que la historia la escriben los ganadores. Luego se ubica el denominado revisionismo histórico que cuestiona o relativiza aquel relato.

Cuando se baja la mirada al detalle de determinados acontecimientos es posible encontrar datos apasionantes o al menos interesantes de recuperar.

Poco tiempo atrás en este espacio desarrollé la vinculación con Tres Arroyos de Eduardo Olivero y su familia, pero es justicia rescatar algunas cuestiones que quedaron al margen.

La necesidad de volver sobre el tema se disparó tras conocer la información sobre la primera vez que se hacía un vuelo sanitario nocturno desde el Aero Club de Benito Juárez.

Y es precisamente la mención de la vecina ciudad que me llevó automáticamente a recordar el apellido Stramazzo.

Un apellido estrechamente vinculado con la historia de la radiodifusión regional, con la propaladora que marcara un hito de permanencia. 

No voy a volver sobre esa historia, que fue incorporada al trabajo que preparé para el Archivo Histórico Ricardo Levene, y que fue publicado íntegramente por los medios de comunicación locales.

Pero la historia de los Stramazzo va mucho más allá, y se conecta con el héroe de la primera guerra mundial y del vuelo entre Nueva York y Buenos Aires, Eduardo Olivero, pionero de la aviación nacional.

Para ello nos debemos ubicar en el 20 de abril de 1924 cuando se realiza el primer ensayo exitoso en América latina de la transmisión y recepción radiofónica desde un avión en vuelo.

El ingeniero Vindus y el señor Luis Stramazzo fueron quienes organizaron y desarrollaron la experiencia junto con Olivero, afrontando y resolviendo la forma de aislar la transmisión radial del ruido del motor del avión.

No fue una prueba privada, sino que fue controlada y certificada por el coronel Luis Cassinelli, jefe del servicio aeronáutico del ejército, y una comisión especial, desde el aeródromo de Castelar.

Los citados, probando el nuevo sistema, realizaron un prolongado vuelo sobre la ciudad de Buenos Aires.

Se iniciaba una nueva época en los sistemas de comunicación.

Poco tiempo después la aviación naval era la primera en incorporar la innovación en algunos hidroaviones.

Detalles
El señor Luis Stramazzo efectivamente pertenece a la familia juarense.

Merced a la colaboración de la Fuerza Aérea Argentina, áreas de prensa y de archivo histórico, pude lograr una crónica de época que relata detalles de la experiencia comentada.

De modo que los interesados pueden leerla en la reproducción con la que acompaño esta crónica.

Por otro lado, con la colaboración del señor Américo Lohin pude acceder a datos de otras experiencias.



En el Museo Aeronaval figura que el Dirigible Los Andes contaba hacia 1923 con una estación de radio con un alcance de hasta 300 kilómetros.

Había sido adquirido en 1921 por una empresa de excursiones aéreas, siendo un modelo italiano que contaba con dos motores de 120 HP cada uno, y una capacidad en la barquilla para el piloto, un ayudante y cinco o seis pasajeros.

Tenía una autonomía de 18 horas y una velocidad máxima de 90 kilómetros por hora en condiciones ideales.

De la misma manera se pudo detectar que en 1919 se hicieron maniobras de entrenamiento en la base naval Puerto Belgrano con un avión Curtiss Seagull que contaba con un sistema Morse que permitía estar en comunicación con la base y con los barcos con asiento en la misma.



Campanelli
A propósito del título y las primeras consideraciones de esta nota, es bueno señalar que la hazaña de Olivero y Duggan en su travesía desde Nueva York en un hidroavión, no hubiera sido posible sin la participación e una tercera persona que tuvo un rol fundamental y cuyo nombre no fue aplicado a calle alguna de nuestra ciudad y podría decirse que ha quedado relegado en la consideración histórica.

Me refiero a Julio Campanelli, que fue el mecánico que completó la tripulación del avión.

Precisamente la nave tenía una carlinga abierta y en determinado momento haciendo equilibrio debió ser abandonada por el mecánico para resolver problemas operando prácticamente en el vacío.

De no haber contado con su pericia, la hazaña muy probablemente no se hubiera alcanzado y hasta podría pensarse que hubiera terminado en tragedia.

Como se ve, hay abundantes ejemplos de personas que han tenido roles sustanciales y sin embargo han quedado relegados en la memoria colectiva.
Oealonso49@gmail.com